Para bien y para mal, la juventud es una larga etapa de nuestra vida, quizás las más representativa, pues desde los 10 a los 24 años vamos forjando nuestra personalidad, nos definimos de cara a la madurez, y nos decantamos hacia una forma de pensar u otra; empezamos a seguir nuestra propia filosofía de vida y nos soltamos de la mano de mama y papa.
Formamos parte de un grupo o tribu urbana, y nos rebelamos contra la autoridad, o sea que nos distanciamos de nuestros progenitores, profesores, educadores y cualquiera que nos imponga unas normas de conducta.
Nuestra hormonas están locas, y tenemos altibajos: un día queremos comernos el mundo, hacer revoluciones, y no tenemos miedo a nada ni a nadie. Y al día siguiente, estamos deprimidos, tenemos ansiedad, e incluso algunos llegamos a abusar de las drogas o el alcohol, como escapatoria a la vida real, la del esfuerzo, los estudios, el trabajo, y las responsabilidades. No, no queremos crecer ni ser adultos.
El cine, en su faceta de expresión artística y creativa, también ha tratado la juventud como tema principal de muchas y buenas películas, y lo ha hecho desde diferentes puntos de vista, teniendo en cuenta que no hay una juventud igualitaria, pues depende de factores culturales o étnicos, de la clase social a la que pertenezcas, y del país donde hayas nacido.
Pero lo cierto, es que las películas que hablan de “ese divino tesoro”, sean de los años 50, o de las décadas de los 70 y 80, o incluso de nuestro siglo, tienen un punto en común: la juventud no es única pero es la única juventud que podemos vivir.
Dedico esta entrada sobre películas que han dado un papel destacado a esta temática a Blanca Calderón, quien me animó a continuar escribiendo este blog de recuerdos cinéfilos.
Blanca y su joven hijo comparten la pasión por el cine, y eso les mantiene unidos. Le agradezco su sinceridad, y espero que estos filmes que expongo a continuación sigan siendo un lazo de cariño y de diálogo entre esos padres y madres que ya bebieron de la fuente de la juventud, y sus hijos e hijas que están en “la hora del esplendor en la hierba”.
Rebelde sin causa (1955) Dir. Nicholas Ray. Actores: James Dean, Natalie Wood, Sal Mineo, Jim Backus. EE UU.
Drama juvenil, interpretado por el icono de la eterna juventud, el rebelde por antonomasia de Hollywood, James Dean. El personaje de James Dean es el del antisocial y marginal joven, que vive al límite, que tiene pocos pero leales amigos, coprotagonizados por Sal Mineo y por la guapa Natalie Wood.
Esta fue su primera película, -el mismo año realizaría otro papel similar en la cinta Al Este del Edén, basada en la novela de John Steinbeck (que no he visto, y ¡cómo es posible!)-, y ya era una megaestrella; su interpretación era su verdadera naturaleza: un joven sensible, neurótico, rebelde y sin miedo al peligro, que vivió intensamente su corta vida (murió en un accidente automovilístico, por exceso de velocidad, a la edad de 24 años).
La juventud tiene esa parte problemática, en la que se traspasan los límites, y se abusa de lo que nos está prohibido.
En este caso, la película combina el desprecio hacia la figura paternal, el abandono escolar, el vagabundear por las calles y la rivalidad con jóvenes de otras bandas, con el sentimiento del primer amor, la amistad verdadera, y la sensibilidad de los momentos felices. El drama radica en que no se equilibra la balanza, y los protagonistas se descontrolan, son demasiado temerarios y las consecuencias son trágicas.
Maravillosa obra, dirigida por Nicholas Ray, que dedico a mi padre, un cinéfilo de pies a cabeza, que nos contaba que James Dean era un rebelde sin causa, y que vivía al este del edén, y sin darse cuenta, lo que hacía era revivir su juventud.
Los 400 golpes (1959). Dir. François Truffaut. Actores: Jean-Pierre Léaud, Claire Maurier, Albert Rémy, Guy Decomble. Francia.
Como comenté en la reseña de Yo, Earl y Rachel (2015), en Los 400 golpes se refleja perfectamente la necesidad del adolescente de ser libre, de escapar de su nefasta situación familiar y social.
Es en esencia esa actitud del protagonista, Antoine (Jean Pierre Léaud) que cada vez se ve más encerrado en un ambiente hostil entre sus padres, y esto le hace sacar la parte más rebelde y cínica de su personalidad. También el deseo de vengarse de una madre a la que descubre con su amante, y de un maestro con formas de educar un tanto sádicas, convierten al joven en un marginado, que ve como única salida planear la escapada junto a con su amigo René. Definitivamente, un canto a la libertad.
En 1961 se estrenó Esplendor en la hierba (Dir. Elia Kazan), en esta ocasión sobre el amor y la sexualidad en la juventud de los años 50, relaciones que se ven truncadas por los tabús de la época.
La represión sexual de los padres de ambos protagonistas, el materialismo, y los noviazgos de conveniencia en las clases más acaudaladas, destrozan una relación de amor puro entre dos jóvenes de Kansas, interpretados por un primerizo Warren Beatty y nuevamente, por la sensible y bella Natalie Wood.
Los prejuicios de la sociedad norteamericana de los años 50 llevan a la disolución de la pareja, manipulada por ambos padres, y desemboca en un trastorno psiquiátrico por parte del personaje de Deanie (Natalie Wood), que nunca volverá a ser la misma, y el desencanto vital de Bud (Warren Beatty), siguiendo una ruta marcada por el dinero de su padre, y sintiendo que un día perdió a alguien que no volverá jamás.
West Side Story (1961). Dir. Robert Wise. Actores: Natalie Wood, Russ Tamblyn, George Chakiris, Richard Beymer, Rita Moreno. EE UU.
Gran película y uno de los musicales más famosos de la historia del cine. Por mi parte, la hubiese catalogado dentro del género musical, del cual hablaré en una próxima entrada. Pero es evidente que la película nos habla de juventud, de las tribus juveniles que se formaban en la América de los años 50, de la rebeldía, de las peleas entre bandas, de la problemática social y también de la xenofobia americana entre inmigrantes y autóctonos (más grave en esos años, y que por desgracia sigue existiendo). Por todo ello, no podía dejar de incluirla en esta entrada en la cual hablo de rebeldes, enamorados al estilo de Shakespeare. El "Romeo y Julieta" en el west side del New York de aquella época.
Más adelante, West Side Story volverá a aparecer como uno de los grandes musicales del siglo XX.
Rebelión en las aulas (1967) (Ver reseña en la entrada El cine que me vio nacer: películas de los años 60)
La última película (1971), Dir. Peter Bogdanovich, y con las actuaciones de Jeff Bridges, Ben Johnson, Cloris Leachman, Timothy Bottoms, y Cybill Shepherd, nos lleva a otra película donde la juventud es la protagonista.
Unos muchachos de una villa de Texas, en la época de los 50, marcados por la cruda realidad de los prejuicios raciales, sociales y sexuales de esos años, y además en un lugar de costumbres más bien anticuadas, donde la única forma de pasar el rato es ir a ver películas al viejo cinematógrafo, y meter mano a las chicas del pueblo.
Como en Rebelde sin causa hay peleas entre diferentes líderes, hay amores imposibles, y también hay grandes amistades, a pesar de los contratiempos. Otro tema que trata es el de la infidelidad, y la relación sexual entre adolescente-mujer madura. Una forma de definir el paso de la juventud a la edad adulta, con un cierto vis melancólico.
Tanto el actor Ben Johnson como la actriz Cloris Leachman ganaron sendos Oscars por sus papeles de reparto.
American Graffiti (1973) Dir. George Lucas. Actores: Richard Dreyfuss, Ron Howard, Paul Le Mat, Cindy Williams, Mackenzie Phillips, Harrison Ford.
En el verano del 62, los jóvenes de un pueblo de California quieren salir a divertirse antes de tener que volver a sus responsabilidades. George Lucas (que después realizaría la primera cinta de la saga La guerra de las galaxias) hizo esta películas sobre la juventud norteamericana de los años 60. La presencia de la estética de un estilo de vivir, vestir, bailar, la música, caracterizan una nueva tribu: los sesenteros, los rockeros, los graffiteros, etc que veríamos más adelante en Grease. Es la historia de unos adolescentes con unos ideales, con ganas de diversión, pero también con miedos respecto al futuro que les espera a la vuelta de volante. La banda sonora está compuesta por temas de bandas y grupos de los 60, desde The Platters, Chuck Berry hasta los Beach Boys y The Diamonds.
¡Un momento! Os preguntaréis si me he olvidado de Grease (1978), o de Fama (1980), y os digo NO. Claro que son películas iconos de los años 70 y 80 sobre adolescentes, rebeldes, idealistas, bandas juveniles, filosofía de vida marcada por unos años de revolución sexual, etc. Pero es que son MUSICALES genuinamente y de ellos hablaremos en otra ocasión.
Formamos parte de un grupo o tribu urbana, y nos rebelamos contra la autoridad, o sea que nos distanciamos de nuestros progenitores, profesores, educadores y cualquiera que nos imponga unas normas de conducta.
Nuestra hormonas están locas, y tenemos altibajos: un día queremos comernos el mundo, hacer revoluciones, y no tenemos miedo a nada ni a nadie. Y al día siguiente, estamos deprimidos, tenemos ansiedad, e incluso algunos llegamos a abusar de las drogas o el alcohol, como escapatoria a la vida real, la del esfuerzo, los estudios, el trabajo, y las responsabilidades. No, no queremos crecer ni ser adultos.
Pero lo cierto, es que las películas que hablan de “ese divino tesoro”, sean de los años 50, o de las décadas de los 70 y 80, o incluso de nuestro siglo, tienen un punto en común: la juventud no es única pero es la única juventud que podemos vivir.
Dedico esta entrada sobre películas que han dado un papel destacado a esta temática a Blanca Calderón, quien me animó a continuar escribiendo este blog de recuerdos cinéfilos.
Blanca y su joven hijo comparten la pasión por el cine, y eso les mantiene unidos. Le agradezco su sinceridad, y espero que estos filmes que expongo a continuación sigan siendo un lazo de cariño y de diálogo entre esos padres y madres que ya bebieron de la fuente de la juventud, y sus hijos e hijas que están en “la hora del esplendor en la hierba”.
Rebelde sin causa (1955) Dir. Nicholas Ray. Actores: James Dean, Natalie Wood, Sal Mineo, Jim Backus. EE UU.
Drama juvenil, interpretado por el icono de la eterna juventud, el rebelde por antonomasia de Hollywood, James Dean. El personaje de James Dean es el del antisocial y marginal joven, que vive al límite, que tiene pocos pero leales amigos, coprotagonizados por Sal Mineo y por la guapa Natalie Wood.
Esta fue su primera película, -el mismo año realizaría otro papel similar en la cinta Al Este del Edén, basada en la novela de John Steinbeck (que no he visto, y ¡cómo es posible!)-, y ya era una megaestrella; su interpretación era su verdadera naturaleza: un joven sensible, neurótico, rebelde y sin miedo al peligro, que vivió intensamente su corta vida (murió en un accidente automovilístico, por exceso de velocidad, a la edad de 24 años).
La juventud tiene esa parte problemática, en la que se traspasan los límites, y se abusa de lo que nos está prohibido.
En este caso, la película combina el desprecio hacia la figura paternal, el abandono escolar, el vagabundear por las calles y la rivalidad con jóvenes de otras bandas, con el sentimiento del primer amor, la amistad verdadera, y la sensibilidad de los momentos felices. El drama radica en que no se equilibra la balanza, y los protagonistas se descontrolan, son demasiado temerarios y las consecuencias son trágicas.
Maravillosa obra, dirigida por Nicholas Ray, que dedico a mi padre, un cinéfilo de pies a cabeza, que nos contaba que James Dean era un rebelde sin causa, y que vivía al este del edén, y sin darse cuenta, lo que hacía era revivir su juventud.
Los 400 golpes (1959). Dir. François Truffaut. Actores: Jean-Pierre Léaud, Claire Maurier, Albert Rémy, Guy Decomble. Francia.
Como comenté en la reseña de Yo, Earl y Rachel (2015), en Los 400 golpes se refleja perfectamente la necesidad del adolescente de ser libre, de escapar de su nefasta situación familiar y social.
Es en esencia esa actitud del protagonista, Antoine (Jean Pierre Léaud) que cada vez se ve más encerrado en un ambiente hostil entre sus padres, y esto le hace sacar la parte más rebelde y cínica de su personalidad. También el deseo de vengarse de una madre a la que descubre con su amante, y de un maestro con formas de educar un tanto sádicas, convierten al joven en un marginado, que ve como única salida planear la escapada junto a con su amigo René. Definitivamente, un canto a la libertad.
En 1961 se estrenó Esplendor en la hierba (Dir. Elia Kazan), en esta ocasión sobre el amor y la sexualidad en la juventud de los años 50, relaciones que se ven truncadas por los tabús de la época.
La represión sexual de los padres de ambos protagonistas, el materialismo, y los noviazgos de conveniencia en las clases más acaudaladas, destrozan una relación de amor puro entre dos jóvenes de Kansas, interpretados por un primerizo Warren Beatty y nuevamente, por la sensible y bella Natalie Wood.
Los prejuicios de la sociedad norteamericana de los años 50 llevan a la disolución de la pareja, manipulada por ambos padres, y desemboca en un trastorno psiquiátrico por parte del personaje de Deanie (Natalie Wood), que nunca volverá a ser la misma, y el desencanto vital de Bud (Warren Beatty), siguiendo una ruta marcada por el dinero de su padre, y sintiendo que un día perdió a alguien que no volverá jamás.
West Side Story (1961). Dir. Robert Wise. Actores: Natalie Wood, Russ Tamblyn, George Chakiris, Richard Beymer, Rita Moreno. EE UU.
Gran película y uno de los musicales más famosos de la historia del cine. Por mi parte, la hubiese catalogado dentro del género musical, del cual hablaré en una próxima entrada. Pero es evidente que la película nos habla de juventud, de las tribus juveniles que se formaban en la América de los años 50, de la rebeldía, de las peleas entre bandas, de la problemática social y también de la xenofobia americana entre inmigrantes y autóctonos (más grave en esos años, y que por desgracia sigue existiendo). Por todo ello, no podía dejar de incluirla en esta entrada en la cual hablo de rebeldes, enamorados al estilo de Shakespeare. El "Romeo y Julieta" en el west side del New York de aquella época.
Más adelante, West Side Story volverá a aparecer como uno de los grandes musicales del siglo XX.
Rebelión en las aulas (1967) (Ver reseña en la entrada El cine que me vio nacer: películas de los años 60)
La última película (1971), Dir. Peter Bogdanovich, y con las actuaciones de Jeff Bridges, Ben Johnson, Cloris Leachman, Timothy Bottoms, y Cybill Shepherd, nos lleva a otra película donde la juventud es la protagonista.
Unos muchachos de una villa de Texas, en la época de los 50, marcados por la cruda realidad de los prejuicios raciales, sociales y sexuales de esos años, y además en un lugar de costumbres más bien anticuadas, donde la única forma de pasar el rato es ir a ver películas al viejo cinematógrafo, y meter mano a las chicas del pueblo.
Como en Rebelde sin causa hay peleas entre diferentes líderes, hay amores imposibles, y también hay grandes amistades, a pesar de los contratiempos. Otro tema que trata es el de la infidelidad, y la relación sexual entre adolescente-mujer madura. Una forma de definir el paso de la juventud a la edad adulta, con un cierto vis melancólico.
Tanto el actor Ben Johnson como la actriz Cloris Leachman ganaron sendos Oscars por sus papeles de reparto.
American Graffiti (1973) Dir. George Lucas. Actores: Richard Dreyfuss, Ron Howard, Paul Le Mat, Cindy Williams, Mackenzie Phillips, Harrison Ford.
En el verano del 62, los jóvenes de un pueblo de California quieren salir a divertirse antes de tener que volver a sus responsabilidades. George Lucas (que después realizaría la primera cinta de la saga La guerra de las galaxias) hizo esta películas sobre la juventud norteamericana de los años 60. La presencia de la estética de un estilo de vivir, vestir, bailar, la música, caracterizan una nueva tribu: los sesenteros, los rockeros, los graffiteros, etc que veríamos más adelante en Grease. Es la historia de unos adolescentes con unos ideales, con ganas de diversión, pero también con miedos respecto al futuro que les espera a la vuelta de volante. La banda sonora está compuesta por temas de bandas y grupos de los 60, desde The Platters, Chuck Berry hasta los Beach Boys y The Diamonds.
¡Un momento! Os preguntaréis si me he olvidado de Grease (1978), o de Fama (1980), y os digo NO. Claro que son películas iconos de los años 70 y 80 sobre adolescentes, rebeldes, idealistas, bandas juveniles, filosofía de vida marcada por unos años de revolución sexual, etc. Pero es que son MUSICALES genuinamente y de ellos hablaremos en otra ocasión.
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